FRANCISCA GEIJO
Yo fuí quien puso el útero y la sangre
Luchamos codo a codo
y al fin me la llevaste.
Tú, hijo inmortal de perra,
Tú, creador del lodo y el desastre,
Tú, creador de la mentira inmensa;
consentidor del odio y la masacre.
Tú no, no fuiste Tú,
fui yo quien puso el útero y la sangre
y el dolor de cuidarla noche y día
contra el cuchillo del aire.
Yo desclavé la miel de las colmenas
arranqué el aguijón de los zarzales
y perfumé su carne con esencia de rosas
para ahuyentar la rabia de los perros
hacia otro aquelarre.
Pero Tú, dueño y señor del mundo,
tú el mas fiero de todos
te quedaste
aullándole a la luna
y socavando gándaras
para que la tragasen.
Macho terrible, enorme,
estés en donde estés
te dará mi odio alcance.
FRANCISCO SEGUÍ
Roma - 1976
A Rafael Alberti, María Teresa León
1
A Roma le pusieron una alfombra
De laurel en la mirada, y unos dedos
Romos para templar el arpa.
La sementera la cuidan en la alegría
Del trastevere, por las calles bajas.
Al lado del coliseo nos dieron
Simiente de retama y nos subimos
Al raso del arco con el agua
Hasta la frescura verde de la villa borguese
A la mañana. Nos dieron pan y miel
Y bronceados de araña, insecto tembloroso
Al atardecer, rosas blancas y rosas amarillas,
CARLOS HUERGA
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